Segundo punto en las conversaciones de paz en la Habana, primero en la agenda de América Latina: drogas
Improving our drug policies is one of the key policy challenges of our time. The time for action is now.
El segundo tema propuesto en la
agenda de los diálogos que se llevan en La Habana para viabilizar acuerdos de paces
duraderas, sostenibles y sobre todo realistas en Colombia, es la política de
drogas. Desde mucho antes de la Cumbre
de Cartagena en febrero de 2012, pasando por la Cumbre de Unasur en mayo del
mismo año[1], los países productores de coca, amapola y
marihuana han coincidido en que la política para combatir el crimen conexo con
la producción, distribución y consumo de estupefacientes en el mundo fue un
completo fracaso. (Léase el texto de Alejandro Gaviria y Daniel Mejía, “Éxitos
moderados y extravíos permanentes de la política antidrogas en Colombia”,
2011).
Cuestión admitida por los
gobiernos de los países productores, hasta por algunos de sus proponentes en décadas
pasadas como Bill Clinton cuando en el año 1993, “La portavoz de la Casa
Blanca, Dee Myers, ha recordado que Clinton se opuso a la legalización de todo
tipo de drogas durante la campaña presidencial del pasado año y ha afirmado
rotundamente: "El presidente se opone en firme a la legalización de las
drogas y, en este caso, ni siquiera está dispuesto a considerar el tema".
Lee Brown, brazo derecho de Clinton en la política de lucha contra la droga,
afirmó que la legalización de estas sustancias es "el equivalente moral del
genocidio" (El país, 9 de diciembre de 1993).
Hoy casi 20 años después los ex presidentes
Carter y Clinton, mayores impulsores de la guerra contra las drogas, aseguran
que la política hay que revisarla (Ver el documental ‘Breaking the taboo’,
diciembre de 2012 en http://www.breakingthetaboo.info/view_documentary.htm
)
Es decir, se está construyendo
una Arquitectura Internacional para enmendar el fracaso de la política que se aplicó desde de
la década de los 90 y se están pensando
en alternativas más ‘eficientes’ en términos humanos.
La eficiencia puede ser vista
bajo dos aspectos: de un lado, la que sostienen algunos radicales que consistiría
en fortalecer y buscar más recursos para mantener la política prohibicionista
en los países y en mantener la guerra contra las Drogas que en el caso de
América Latina, opero bajo el esquema de Plan Colombia I y II.
Consolidado de Cultivos Ilícitos en Colombia
Año
|
1991
|
1995
|
2000
|
2005
|
2009
|
2010
|
2011
|
Coca
|
37.500
|
50.900
|
163.289
|
85.750
|
73.139
|
61.813
|
63.762
|
Amapola
|
1.160
|
5.226
|
6.200
|
1.950
|
235
|
392
|
341
|
Marihuana
|
2.000
|
4.980
|
2.000
|
2.000
|
210
|
91
|
98
|
Fuente:
Observatorio de Drogas de Colombia. Disponible en: http://www.odc.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=99&Itemid=102
Y la otra forma de comprender la
eficiencia, es la transformación de una política prohibicionista a una política
pública con énfasis en lo social, especialmente en los derechos fundamentales,
salud y educación e ir paulatinamente transitando un camino hacia la
legalización. (Las elecciones en Estados Unidos el pasado mes de noviembre de
2012, dos estados Colorado y Washington aprobaron el consumo de marihuana con
fines recreativos y en california con fines médicos)
Tan es así que la triple alianza
Colombia, México y Guatemala, lograron incorporar el tema en la sección de la Asamblea
General de las Naciones Unidas que se llevará a cabo en 2016. El embajador
Guatemalteco, le argumentó a la ONU que “Hay gran resistencia a cambiar,
incluso dentro de la ONU. La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito no
está muy a favor de una revisión de sus instrumentos jurídicos internacionales”.
Los estudiosos del tema, que van
desde académicos, activistas, pueblos indígenas y hasta políticos de izquierda
y de derecha, cada día son más y más juiciosos, han preferido dejar de repetir
que la política no sirvió y están pensando el asunto a través de alianzas continentales
para buscar la salida a este difícil asunto.
Lo anterior, se refleja en uno de
los tantos escenarios creados por iniciativa ciudadana para reconocer, ampliar
debates y tomar decisiones en la medida de lo posible. Se llevó a cabo en Bogotá la IV Conferencia
Latinoamericana sobre Políticas de Drogas el pasado 4-6 de diciembre; la
Alcaldía de Bogotá fue anfitriona y sus organizadores dos organizaciones
latinoamericanas: Acción Técnica Social de Colombia e, Intercambios de
Argentina. Reunión que notaba
preparación, conocimiento y proceso. Sin
ahondar mucho, los delegados de los países productores (Colombia, Perú y
Bolivia), traficantes (México, Colombia, El Salvador y Guatemala) y
latinoamericanos preocupados (todos los anteriores mas Argentina, Chile,
Brasil) , e incluso la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga Y el
Delito en Colombia, se refirieron durante los dos días de paneles y discusión a
estos dos los asuntos complejos que debería contener una política de drogas que
garantice los derechos humanos tanto en países que producen como en países con
consumen.
Dentro de los puntos que se
trataron y que merecerían debate para que de allí salgan posibles propuestas no
solo para América Latina, sino con beneficio de oportunidad para el proceso de
paz de Colombia, resaltamos los
siguientes:
1.
Debe ser
una política en el marco de la democracia y la garantía de los derechos humanos:
Existe un acuerdo latinoamericano, sobre la necesidad de cambiar la estrategia
mundial contra las drogas y encaminarla hacia una estrategia con enfoque de
desarrollo humano sostenible.
2.
No a las
fumigaciones aéreas, si a los planes de vida. La oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito, también busca alternativas, a pesar de las
cifras que señalan sobre disminución de cultivos en algunas
zonas/regiones. El incremento de hectáreas cultivadas en el
año 2011, según funcionarios del Ministerio de Justicia y Derecho se debe a dos
razones: una la ausencia de aspersiones
aéreas con glifosato, principalmente en la frontera Colombo-Ecuatoriana
y dos, a la ausencia de planes estratégicos de vida sustentable para los
habitantes de las zonas de cultivo. Las cifras
consolidadas que presenta el Observatorio de Drogas de Colombia,
adscrito al Ministerio de Justicia y Derecho señalan que en el año 1994 se
erradicaron 3.871 hectáreas de coca por aspersión aérea y en el año 2011,
103.302hectáreas: es decir que no se ha disminuido el cultivo, sino por el
contrario se ha incrementado en casi en un 100% en 12 años.
3.
Prohibicionismo
no funciona. El prohibicionismo es
uno de los mayores detractores de la fracasada política: mientras en que
Estados Unidos o en Colombia se imponen
penas absurdas a consumidores, los
traficantes-productores-mafias mantienen sus sistemas económicos cada vez más
sofisticados y ampliando sus redes por métodos violentos y sostenimiento de
guerras como los conocidos en de Ciudad Juárez o el DC en México. Sería interesante comprar la política que implementa Canadá con
la política Norteamericana; en Canadá los índices de violencia no se comparan
con obtenidos en 5 ciudades en Estados Unidos y países productores de cocaína,
marihuana y amapola (informe del Consejo Ciudadano para la seguridad pública y
justicia penal AC, México 2012.)
4.
Cooperación
sur-sur. La necesidad que los gobiernos actúen de manera conjunta con las
organizaciones sociales que cultivan coca para crear planes alternativos de
vida y que no impliquen el desplazamiento forzado por fumigaciones o por
erradicación manual. Un primer avance,
es haber puesto en la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas el
tema de las drogas.
5.
Política
incluyente. Importante conocer y trabajar sobre la Declaración final del Foro Mundial de productores
de cultivos declarados ilícitos, que se llevó a cabo en Barcelona en el año
2009 en donde se reconocen los usos tradicionales de la hoja de coca, se argumenta
que el solo hecho de proponer erradicación manual o aérea sin el acompañamiento
de políticas sociales que protejan a los campesinos y que garanticen mejores
condiciones de vida, no será viable: pensar en el desarrollo alternativo por
políticas de desarrollo rural sistemáticas y sostenible.
Esta reunión de
Bogotá es un indicador el cual permite entender que el asunto de las drogas,
salió de la esfera netamente gubernamental
la cual ha hecho énfasis en las acciones militares en beneficio de la
economía norteamericana y pasó a ser punto urgente en las agendas de la
sociedad civil latinoamericana.
La IV
Conferencia es fue un punto de encuentro social que insiste en que el asunto de las drogas no puede seguir
arrojando campesinos desplazados, comunidades indígenas desarraigadas y
estigmatizadas y ciudades violentas, inseguras y desiguales. Al parecer cada día hay más voces calificadas
y con experticia que dicen NO a la guerra contra las drogas.
Documentos
de Interés
1. Éxitos
moderados y extravíos permanentes de la política antidrogas en Colombia. Políticas antidroga en Colombia:
éxitos, fracasos y extravíos.
Alejandro Gaviria y Daniel Mejía, eds. Bogotá, Universidad de los Andes,
2011, 445 pp.
3.
La Declaración final
del Foro Mundial de productores de cultivos declarados ilícitos
4.
Estadísticas
generales del Observatorio de Drogas de Colombia, 2012. Disponible en: http://www.odc.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=99&Itemid=10
5.
Conclusiones de la IV Conferencia Latinoamericana
sobre políticas de drogas.
Disponible en: http://conferenciadrogas.com/2012/#panel-8
[1] “El Grupo evaluará la posible coordinación o la
integración de este nuevo Consejo con el Consejo Suramericano sobre el Problema
Mundial de las Drogas (CSPMD). La evaluación, el Estatuto y el Plan de Acción,
se someterán a través del Consejo de Ministras y Ministros de Relaciones
Exteriores de UNASUR, para la aprobación definitiva del Consejo de Jefas y
Jefes de Estado y de Gobierno”.
Declaración de Cartagena, reunión de ministros de defensa, justicia,
interior y relaciones exteriores de Unasur, 3 y 4 de mayo de 2012. Disponible
en: http://www.iadb.org/intal/intalcdi/PE/2012/10196.pdf
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