Del dicho al hecho,
Si usted es
carnicero, muy posiblemente es carnívoro. Si usted es profesor, seguramente su
ortografía es ejemplar. Si usted trabaja
para un programa de Cambio Climático, sería por lo menos deseable que en su
casa se clasifique la basura y que mientras se cepilla los dientes cierre la
canilla; usted podría llevar su propia
botella recargable de agua al trabajo, se negaría a usar los vasos de plástico
que ponen en la oficina y tampoco recibiría las inútiles carpetas de cartón que
llevan impresos los logos de los convocantes de los foros, simposios, seminarios, cumbres
etc., que tienen como eje central la
Sustentabilidad Ambiental, la Gestión del Agua, los Objetivos de Desarrollo del
Milenio y hasta el ortodoxo rechazo a la minería; carpetas que entre otras, siempre incluyen una hoja de papel con la
agenda que ha sido enviada muchas veces a su correo electrónico con un mensaje
al final en color verde que dice: “Piense en el Ambiente al imprimir” o “Cuidemos
el Ambiente” y tres hojas de papel en blanco que nunca nadie usa, pues hoy en
día todos toman nota en teléfonos inteligentes elaborados con cobre, zinc y
cobalto.
Tal vez es el
punto de quiebre de muchas buenas iniciativas gubernamentales, ciudadanas y
privadas, que se quedan a mitad de
camino, porque carecen de lo más importante: la coherencia.
Presumimos
haciendo críticas al gobierno de los Estados Unidos cuando se inventa la guerra
contra el Estado Islámico; eufóricamente
celebramos el día mundial por la Paz, pero no soportamos a los homosexuales y
condenamos a niñas de 13 años que han sido violadas, a tener un hijo indeseado;
reclamamos políticas contundentes para contener la emisión de gases por parte
de las naciones hiper-industrializadas, pero no cambiamos el sueño esnobista de
tener una 4x4.
Es posible que estemos
llegando al punto en que las acciones ciudadanas son infructuosas, no por falta de sensibilización o
desconocimiento de las causas estructurales del problema, sino por falta de acción colectiva real. La acción colectiva para algunos fines, no puede
ser posteada ni tuiteada. Las acciones
políticas y sociales que realmente van a transformar la calidad de vida de las personas,
deben considerar trivialidades como no usar el vasito desechable que ponen los
ambientalistas en las conferencias contra la minería, de compartir el auto con
el vecino que trabaja a dos calles de su oficina, de usar la bicicleta más frecuentemente,
de emplear la bolsa de tela para ir al mercado y de ser más humanos.
Ojalá que quienes
hacen las políticas fueran más conscientes de la silenciosa infracción que
comenten, al negarse a creer en los
cambios con acciones concretas y fuera de cámaras; dice el dicho, que del dicho al hecho, hay
mucho trecho. Y eso es la Coherencia.
Pd. Soy 100%
urbana, no soy ambientalista y gozo con la tecnología; pero es necesario defender dos derechos
fundamentales que son el marco de la dignidad humana: el derecho de los pueblos
a la paz y el derecho al agua. Ambos, escasos
por estas épocas de sequías y de guerras.
siempre me acuerdo de los folletos y libros de proyectos ambientales...impresos en papel fotográfico plastificado, aunque bueno, ese es el que mejor le pagan a los recicladores :/
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