Resistencia, herramienta para la construcción de la democracia


A propósito del INDH, 2003

“Entender para cambiar las raíces locales del conflicto”





La complejidad de las sociedades contemporáneas como resultado de la modernización y los modelos de desarrollo impulsados o impuestos, desde otras esferas diferentes a las de los países sin desarrollo desde los años 50, ha propiciado un espacio para que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, trabaje en los informes sobre desarrollo humano, con el concurso de muchas organizaciones y entidades nacionales públicas y privadas de los diferentes países del mundo.

Los Informes de Desarrollo Humano son implementados en 1990 por el PUND se constituyen como herramientas de las naciones para identificar, analizar, construir y proponer políticas sobre “las opciones para que los habitantes de un país puedan mejorar su calidad de vida” con base en los propósitos del sistema de las Naciones Unidas. (INDH, 2003).

Con base en esta herramienta metodológica del PNUD, Colombia recibe su INDH en un momento trascendental, cuando el conflicto armado interno presenta su mas alta situación de degradación por causa de la violencia, violaciones sistemáticas de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario y el país es manejado por un gobierno resistente a la negociación política y recurrente a la salida militar, sustentado en el plan nacional de desarrollo “Estado Comunitario” en donde el elemento prioritario es la seguridad democrática.

El informe trata de identificar entre otros, los elementos se que constituyen como obstáculos para construir y hacer sostenible la democracia y la participación. Este documento hace referencia sobre estas dos percepciones, por tratarse de claves para alcanzar el desarrollo humano y terminar el conflicto.

El documento por su contenido basado en la amplia consulta social, la independencia intelectual, la calidad académica y en la generación de soluciones hacia el futuro, como lo cita el equipo coordinador, ha generado reacciones diversas en los diferentes sectores políticos, económicos y académicos del país.

Es un aporte afortunado que contiene recomendaciones a temas sensibles abrigados todos por el conflicto armado interno en Colombia y sus diferentes manifestaciones. Por esta razón podría considerarse pertinente señalar que uno de los procesos generados por la guerra es la resistencia, la cual podría constituirse en una herramienta para la construcción de la democracia.

La democracia y la participación en medio de la guerra.

La política entendida como las diferentes formas de integración social que reconocen los procesos históricos, podríamos argumentar que se constituyen en hitos que dan referencia a la construcción de la democracia, la participación y de hecho, el Estado.

La guerra en Colombia ha hecho entender la política de manera diferente. La integración social colombiana a lo largo de los últimos cincuenta años, se ha construido bajo los esquemas de guerra, de resistencia y de diversas formas de entender la democracia y la participación, pasando por un desgastado sistema de partidos, un desfase entre lo económico y lo social además de una tímida pero importante participación de la sociedad civil y de la comunidad internacional.

De esta forma, la democracia y la participación han sido expresiones merecedoras de valoraciones y de sistemas de creencias de cada uno de los actores políticos, dependiendo de la coyuntura nacional y de las roles de poder o de interés, que se tengan frente a la economía, la política y la sociedad.

En Colombia el paradigma de la paz, debe hacerse explícito por medio de la consolidación de la democracia, en los términos del INDH. Y reforzando lo anterior, como lo plantea Noberto Bobbio, la democracia y la paz, son fruto de la racionalidad humana y la paz, se constituye como el respeto a los derechos fundamentales de las personas.

En este sentido el gran aporte del INDH, es dejar claro que propiciar y garantizar los derechos fundamentales de las personas, es la vía para la paz y la democracia participativa es el medio.

La constitución política de 1991, contempla los derechos fundamentales en su articulado, que bien podríamos hacer una analogía a la concepción de la seguridad humana[1] (INDH, 2003 Pág. 99) condición para el desarrollo humano como lo cita el informe.

Los análisis que arroja sugieren una estrategia para el desarrollo humano, la salida al callejón, “(...) debe buscar que tanto los grupos guerrilleros como las fuerzas paramilitares pongan punto final a sus actuaciones, que no haya violación a los derechos humanos por parte de los agentes del Estado y que la delincuencia ordinaria, particularmente la del narcotráfico, no siga alimentando la violencia política(...) haciendo

· Evitar que el conflicto se extienda nuevas víctimas, nuevas comunidades o regiones del país.

· Disminuir el número de combatientes ilegales, de víctimas y de personas afectadas.

· Impedir la degradación ulterior de las acciones.

· Lograr que se respete el DIH mientras dure el conflicto.

· Resarcir alas víctimas.

· Castigar a los responsables de conductas criminales.

· Reducir los efectos dañinos del conflicto sobre el desarrollo humano en sus distintas dimensiones y determinantes.

· Acortar la duración del conflicto.

· Poner, si, punto final a las acciones armadas.

· Asegurar que la solución “final”se ciña a los cánones de la justicia y que la salida militar negociada cause el menor daño /tenga el mejor impacto sobre el futuro de Colombia.

Lograr que la paz sea “firme y duradera”, esto es, que los armados se desmovilicen y en su lugar no surjan otros similares”.[2]

Las estrategias que bien podrían interpretarse como punto de partida para terminar el conflicto e iniciar el recorrido hacia el desarrollo. Y haciendo eco a estas estrategias, en Colombia se ha visto materializado el rechazo a la guerra por medio de procesos alternativos, no convencionales de participación y de democracia: la resistencia.

Resistencia como mecanismo de participación y alternativa democrática.

Como se expuso en los primeros párrafos, la democracia ha sido entendida y dirigida de diferentes formas, con base en los diferentes roles e intereses en los distintos periodos históricos, a través de la política.

Colombia presenta una población diversa y plural, que a pesar de los esfuerzos de organización, como sociedad civil, como partidos políticos, se visibiliza en el marco de las organizaciones sociales locales.

Organizaciones que por ser actores políticos tienen claros espacios de poder y de opinión, y conciben la democracia de alguna forma particular, sobre la cual constituyen sus luchas.

Las organizaciones sociales en Colombia, se fortalecen en la medida que el conflicto se agudiza. Es decir, la sociedad civil se construye alrededor del conflicto.

En este sentido su acción política va creando, con influencia de los movimientos sociales de otros lugares del mundo, su propia epistemología sobre la democracia, que va desde el rechazo a la guerra y la no violencia, el respeto por los derechos humanos, hasta la demanda al Estado por justicia social y la equidad rechazando la exclusión y atribuyendo la degradación del conflicto a problemas de orden estructural e institucional.

La sociedad civil, insiste por la ampliación de los mecanismos de participación y empoderamiento ciudadano en los temas centrales de la agenda nacional, desde lo local.

Haciendo un recorrido desde los años 80, las iniciativas de paz y de derechos humanos se fortalecen por medio de las movilizaciones y expresiones de rechazo a la guerra por medio una simbología con alto contenido político[3], la salida política negociada al conflicto armado. El “No mas”, el “Mandato Ciudadano”, la “Semana por la paz”, procesos que surgen desde el centro, se han ido decantando por varias razones, entre las cuales es posible señalar, que la concentración de los poderes desde lo central, abandonó los procesos de lo local, como lo señala el informe “cosa distinta ocurre con los movimientos locales, tipo constituyente municipal o resistencia civil, porque por lo mismo son mas exitosos”

Sin embargo, estos procesos desde el centro provocaron y consolidaron una clara posición de la sociedad civil frente al conflicto: la inclusión de estos en las agendas de negociación y la búsqueda y demanda por la vía política negociada al conflicto armada.

Las expresiones locales de resistencia se han venido constituyendo, en formas no convencionales de participación democrática a lo largo de los últimos años en primer lugar por la intensidad del conflicto en algunas regiones específicas del país y por la ausencia de instituciones que garantizan el desarrollo humano.

Algunas consideraciones sobre las expresiones locales de resistencia.

Colombia ha presentado un buen número de experiencias de resistencia, configuradas como mecanismo no convencional, o mecanismo dentro de la dinámica de la guerra que podrían ser aprovechadas para la construcción de la democracia.

Las expresiones de resistencia son construcciones desde lo local que tienen impacto nacional. Surgen de una confrontación armada directa, es decir, las poblaciones en resistencia han sido víctimas de hostilidades, de violación al derecho internacional humanitario y a los derechos humanos y por este motivo sus acciones exigen respeto y protección a su derecho fundamental, la vida. Haciendo referencia al INDH, “Evitar las muertes por violencia es pues un aspecto primario e importante del desarrollo humano”[4]

Son expresiones de rechazo a la guerra, fundamentadas en acciones comunitarias y ligadas intrínsecamente con el derecho internacional humanitario, con base en la autonomía e independencia de cualquiera de las partes armadas y de su reconocimiento constitucional otorgado por el Estado Social de Derecho.

Son de tipo pluralista en donde el respeto por los derechos fundamentales individuales se priorizan, la vida, la libertad, la seguridad alimentaria entre otros. Y como resultado de esta priorización de derechos individuales, se jerarquizan necesidades o demandas colectivas, que esencialmente son las mismas. Estas expresiones trabajan con recursos propios y reales en consecuencia de la ausencia de las instituciones del Estado.

Una afortunada característica, es que se presentan de frente al Estado de forma pacífica y aportan medidas de protección a las comunidades en riesgo. Finalmente, se señala que reduce los efectos dañinos del conflicto sobre el desarrollo humano en sus distintas dimensiones y determinantes porque propone alternativas viables para la construcción de política pública de tipo pragmático frente al conflicto.

En este sentido la resistencia se transforma en insumo fundamental para la construcción de políticas públicas a corto plazo, porque goza de un flujo de información va de abajo hacia arriba y creando empoderamiento de la ciudadanía la cual decide lo que se quiere para lo que se es parte. Pero podríamos señalar como desventajas, la dificultad de coordinar intereses lo cual se materializa usualmente por medio de la democracia representativa, la incapacidad institucional de articular lo local con lo nacional arrojando altos costos burocráticos.

De esta forma es prudente hacer énfasis en que la resistencia a la guerra es una alternativa democrática. Desafortunadamente el contexto y las coyunturas nacionales no han brindado espacios sociales óptimos para hacer construcciones políticas acordes con los paradigmas establecidos por la comunidad de las naciones desde los años 70, cuando se da lugar a los conceptos de desarrollo.

En Colombia, así como la sociedad civil se conforma y se sensibiliza por causa de la guerra, la democracia podría ser concebida como un resultado bruto de la misma. Y de acuerdo con las primeras frases de este documento, cada sociedad hace sus construcciones semánticas y pragmáticas de la política, es decir, de la lógica de su orden social el cual comprende la democracia y la participación, de sus roles e intereses dentro de la sociedad, y la resistencia es una construcción política para las comunidades que han sido vulneradas por la guerra y por la ausencia de desarrollo humano.



[1] Seguridad Humana “las condiciones y medios para proteger el desarrollo humano. La seguridad humana significa que la gente puede ejercer esas opciones de forma segura y libre” (PNUD, 1994: 26-27). INDH, 2003, Pág. 99.

[2] Ibdem, Pág. 146

[3] El INDH señala que estas campañas no transmiten mensajes específicos, propositivos o prácticos que de veras “eduquen” al gran público. Ibdem, Pág. 456.

[4] Ibdem, Pág. 103


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