La desviación del Rio Ranchería: algunos elementos a consideración
No es casual que
en tan solo dos meses, noviembre y diciembre del año que está terminando, se
programen más de 15 foros a nivel internacional sobre agua y cambio climático.
Tan solo en
Colombia han ocurrido y ocurrirán algunos de estos: el Foro Nacional del Agua convocado por la
Universidad Central y el Foro Nacional por el Agua, 4 y 5 de octubre
pasado; la Cumbre de Bogotá, “ciudades y
cambio climático” 19, 20 y 21 de noviembre, la cual abordará de manera clara un
espacio denominado “agua, como eje articulador del cambio climático”. Y el II
seminario internacional Huella Hídrica, Medellín 29 y 30 de noviembre.
Lo anterior para
señalar la importancia que afortunadamente algunos gobiernos locales - en Colombia-, la sociedad civil y como parte de esta, la
academia, le otorgan a este asunto complejo, y que requiere toda la atención para
garantizar el uso y el acceso sostenible y democrático al agua, desde la
gestión institucional.
En la versión VI
del Foro Nacional del agua, se atendió especialmente la temática agua y
minería, y sobre ello a pesar de las diferencias en los discursos y en las
posiciones (instituciones, comunidad, empresas) sobresalió una constante: la
ausencia de información sobre el recurso hídrico en el país, en especial de
aguas subterráneas; la ausencia de reconocimiento institucional de
problemáticas graves como la estrecha relación entre la minería y el agua; la
ausencia de unas normas claras y serias que regulen estrictamente la relación
entre las empresas y el acceso al recurso. Sobre este último el ex
vicepresidente de Anglo Gold, Abraham Korman, expresó que el “problema no es la
empresa, sino el Estado” pues el Estado permitió que creciera el negocio de la
minería ilegal y permitió el crecimiento de la corrupción alrededor de las
regalías dadas por las empresas.
Sobre todo este
debate nacional, sobre el impacto de la minería en el medio ambiente y en las
comunidades, se están elaborando mapas conceptuales, creando normas jurídicas,
resistencias sociales.
Lo anterior como
preámbulo para entregar el segundo informe de nuestro trabajo de campo
(Riohacha, 16, 17 y 18 de octubre) para la elaboración de una “Guía sobre el
uso y el acceso al agua como derecho humano”. En esta oportunidad el objetivo
de la visita a Riohacha, fue identificar desde la investigación científica,
cuáles son las implicaciones ambientales, del proyecto de expansión de Cerrejón
-desviar 26kms del Rio Ranchería-. Para
este propósito conversamos con el profesor Jairo Rosado, director del grupo de
investigación Pichihuel de la Universidad de la Guajira y con algunos
profesionales especializados en ordenamiento de cuencas, aguas subterráneas y
relación agua minera de la Corporación Autónoma Regional de la Guajira.
Los efectos a la vista: la superficie
“La única forma
de enfrentar una multinacional como esta, es con investigación, con datos y con
cifras comprobadas”. El profesor Jairo Rosado
lleva aproximadamente 40 años de vida académica dedicado al estudio de la
biodiversidad y los ecosistemas, especialmente los de la Sierra Nevada de Santa
Marta y de la Guajira, área geográfica
del Rio Ranchería. “Hace 20 años, detectamos
cerca de 69 especies animales en el delta del Rio Ranchería[1]. En 2006 tan solo logramos identificar 10
especies”. Esto según explicó Rosado, a
la variación del PH del agua y la ausencia de oxigeno generada por el
vertimiento de metales pesados a las aguas superficiales ha producido tal
mortalidad.
“Me gustan los números,
porque los números no mienten. La
operación es simple: la empresa dice querer desviar 26 Km, los cuales hay que
multiplicarlos por 10 km de ancho (pues un rio no es una línea recta). Eso nos
da 260km2. 260km2 son 26.000hectáreas; en cada hectárea puede albergar
aproximadamente 2.000 toneladas de biomasa.
Quiere decir que se deberían retirar más o menos unas 52.000.000 toneladas de biomasa”
Con lo anterior,
nos preguntamos:
-
¿A dónde van a parar esas
520mil toneladas de biomasa? ¿se tira al mar?
-
¿Cómo reponer la biodiversidad,
por ejemplo los árboles –caracolí- que tienen entre 50 y 70 años? ¿Y las más de
100 especies de aves migratorias que habitan en este ecosistema?
-
Si se desvía un rio,
necesariamente se disminuye del un 40% a un 60% de su caudal. La disminución del caudal implica la
extinción de especies de peces que están en su hábitat.
Una de las
cuestiones que más resaltó el director de este grupo de investigación, es que a
la empresa Cerrejón no le interesa subsidiar estudios que señalen la magnitud
de los impactos ambientales causados por la explotación de carbón. Es por eso,
que el grupo espera entregar, a mediados de 2013, un Diagnóstico a partir de la
medición de metales pesados del cauce del Rio, antes, durante y después de la
explotación.
“El Rio Ranchería
es un retenedor natural de la biodiversidad de la sierra nevada. Sin el Rio, la
sierra de a poco, se irá desertificando”.
El profesor
Rosado nos presentó de manera sencilla pero contundente, con sumas y restas, la
irreversible inclusión de la minería en la región, pero la cual no debe ser a
cualquier costo y la cual, debería asumir los costos sociales, pues según él, los costos ambientales
son irreparables.
Los efectos subterráneos
Los nueve municipios
de la cuenca del Rio Ranchería se abastecen de agua subterránea; por esta razón
nos pareció oportuno conversar con un experto en el tema, el ingeniero Leonel
Inciarte, profesional especializado en ordenamiento de cuencas y aguas
subterráneas de la Corpoguajira.
“Las aguas
subterráneas son las más afectadas por la minería”. Y repite la frase, “el daño es
irreparable”.
La ley 373 de
1997 establece por primera vez en Colombia, la necesidad de proteger las aguas subterráneas.
Más adelante en el año 2002, el decreto 1729 establece unas Guías Técnicas para
desarrollar la ley.
El objetivo de
esta legislación es proteger y recuperar las aguas subterráneas y reglamentar
sobre el vertimiento de residuos sólidos sobre el suelo, el agua superficial y
el daño a los acuíferos. En Colombia
quizá la normativa más avanzada al respecto, es el acuerdo 042 de 2010 de la
Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, “por el cual se adopta la
reglamentación integral para la gestión de aguas subterráneas en el
Departamento del Valle del Cauca”. (http://190.97.204.39/cvc/RecursoHidrico/documentos/Acuerdo-042-2010.pdf
)
A nivel
nacional, el decreto 3930 de 2010 “establece las disposiciones
relacionadas con los usos del recurso hídrico, el Ordenamiento del Recurso
Hídrico y los vertimientos al recurso hídrico, al suelo y a los alcantarillados”[2];
llama la atención, que esta norma no contempla
la minería como una acción contaminante.
Sobre este aspecto Inicarte afirma: “la minería si realiza
vertimientos. Se hace al suelo o a los
ríos. Y este tipo de vertimientos no
están contemplados en la norma”
El estudio que realizó Corpoguajira en convenio de asociación 057 de
2010, con la Universidad de Antioquia, “Modelo hidrogeológico y Sistema de
Información en la cuenca del río Ranchería, julio de 2011”, responde a algunas
de las inquietudes que teníamos, como por ejemplo, la cantidad de agua subterránea que existe en
la cuenca del Rio Ranchería, su la profundad, la ubicación de los acuíferos,
los tipos de usuarios, los usos del agua subterránea, las condiciones de la
calidad del agua etc.
A continuación, algunos mapa y cuadros que
amplían nuestro horizonte.
Fuente: Modelo hidrogeológico y Sistema de
Información en la cuenca del río Ranchería, Universidad de Antioquia, julio de
2011
Mapa geológico
preliminar y localización de los sitios propuestos para control de campo. (Pág.
73)
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