¿Si el diálogo es la Ruta, porque estigmatizar?


Así como tradicionalmente los gobiernos nacionales han señalado los movimientos sociales en Colombia como colaboradores, simpatizantes o miembros de las guerrillas, así mismo los “compañeros de la izquierda radical” no deben tachar de “derecha” a quienes no comparten el contemporáneo pensamiento del movimiento bolivariano.

Exigir la aplicación, respeto y garantía de las normas humanitarias en los territorios campesinos, indígenas y afros como camino para ambientar eventuales diálogos, no es cuestión de izquierda o derecha. Esa es una ganancia de la primera década del siglo XXI que no debe perderse. La paz como derecho y como deber ciudadano corresponde a todos y cada uno y es deber capitalizarlo y sacar el mayor provecho.

Con gran sorpresa después del Encuentro Nacional de Barranca, muchos “compañeros” amigos de la paz se han referido a quienes creemos que la paz se construye con hechos no con palabras, como “la derecha de la paz”. Hace 20 años la guerrilla no cambia el discurso. Sin embargo no se pueden ni se deben desestimar los pronunciamientos que las FARC y el ELN enviaron al Encuentro Nacional: al contrario, en términos de solución política son un gran avance, así no presenten grandes cambios en el discurso. Pero también no se deben desestimar los pronunciamientos del Gobierno, así nadie sepa finalmente “dónde está la llave de la paz”.

Algunas reflexiones sobre el encuentro:

- Los campesinos de Colombia rechazan la guerra. Fue un encuentro en donde los campesinos que viven en zonas influenciadas por grupos armados, le dijeron al país que exigen una solución negociada.

- Las organizaciones afro estuvieron presentes, aunque de manera dispersa.

- La ONIC brillo por su ausencia, a diferencia del compromiso y entereza del CRIC y su guardia indígena, quienes a pesar de los últimos ataques de las FARC en sus territorios, se mostraron firmes en la defensa de su autonomía. Exigencias al gobierno como el rechazo a la instalación del Batallón de Alta Montaña y el rechazo al reclutamiento de indígenas por parte de las FARC entre otros.

- Sin lugar a dudas el saludo de CRIC en el evento marcó distancia con los actores de la guerra, pero al mismo tiempo presentó alternativas: el poder soberano de la ciudadanía para rechazar la violencia armada, el llamamiento a la movilización social y a la resistencia.

- Se logró un Encuentro pacífico, receptivo, respetuoso, con estigmatizaciones pero no brutales, como tradicionalmente los gobiernos han hecho con la protesta social de los movimientos campesinos y obreros.

- El papel de la Iglesia Católica y de la compañía de Jesús, continúa siendo determinante para acercar al diálogo a quienes no coinciden con los postulados de la guerrilla. El discurso del Padre Pacho fue hermoso, así como las palabras de Monseñor Castellón.

- La guerrilla sin lugar a dudas tiene un básico respaldo social, pero no es el mismo de hace 20 años. Durante el evento la gente fue receptiva con los mensajes trasnochados de Cano y Gabino. Solo unos modestos aplausos y uno que otro “viva”. Por esto tan importante y urgente NO estigmatizar a los campesinos que asistieron al Encuentro. En su gran mayoría, asistieron por convicción que la Ruta es el Dialogo y no como respaldo social o militantes de las guerrillas.

Nosotros los académicos, analistas y operadores de los proyectos de paz de las agencias de cooperación internacional estamos tranquilos pensando la paz desde las ciudades, sin embargo estigmatizar el rechazo frontal a la guerra que hace la guerrilla no debe ser sinónimo Uribismo o Derecha.

Es positivo recordar que la paz no se politiza porque es un derecho fundamental. Quienes politizan la paz, le dan alas a la guerra.

Bogotá, 16 de agosto de 2011

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