Los colombianos felices


Dice Barómetro Global de Esperanza y Pesimismo, realizado por la Red Mundial WIN-Gallup 2011, que Colombia es el sexto país más feliz del mundo y el primero del continente.  Me generó leve sonrisa la noticia, más no felicidad.  Meses atrás tuve la oportunidad de discutir sobre este asunto con mi profesor de Ética,  el profesor Villoria, de la Universidad Complutense de Madrid, en dónde de manera desprevenida y muy amigable, le dije que me parecía que estos estudios son una cortina para distraer la atención de la opinión sobre los problemas relevantes de las sociedades actuales. El profesor no se sorprendió a pesar de ser uno de los conocedores de este tipo de estudios, pues es investigador principal del Barómetro Global de la Corrupción.  Al contrario, mostró mucho interés en el debate que se generó.

Los argumentos que da el informe 2011, sobre cómo el segundo país de América Latina (Colombia) con la tasa más alta de desigualdad del continente, violencia y pobreza,  mantiene la ‘felicidad’ como un bien intangible, no son convincentes.  Una cosa es ser optimista y otra cosa ser feliz. Una cosa es ser resignado y otra cosa es ser feliz.  En ambos casos esos términos han sido estudiados por la sicología, la parasicología y por la siquiatría.  Creo que más de un colombiano que leyó la nota del El Tiempo el primer domingo de año 2012 (en pleno furor de optimismo)  fue, ¿cómo puede ser Colombia el país más feliz del continente cuando a su vez, es el país con los índices más altos  de  desigualdad y exclusión social y económica?  ¿O como se explican las numerosas  campañas de solidaridad?-  menciono solo algunas, las que salen en TV y cuentan con el apoyo de los medios: Teletón, Solidaridad por Colombia, Fundación Goticas, los 50 pesos para el soldado herido en combate, el aporte para los niños con cáncer, el mercado para los damnificados por el invierno, las frazadas para los habitantes de la calle (que alcanzan a ser mas de 2 millones de personas en todo el país).  Y no tengo nada en contra de las campañas de solidaridad.  Pero si tuviéramos un Estado pleno de justicia social y lleno de oportunidades no se necesitarían campañas para recoger plata. O preguntemos a los suecos, ¿Cuantas teletones hacen al año en beneficio de las personas discapacitadas? Tal vez ninguna, porque hay una responsabilidad, no solo del Estado sino también de la empresa privada.  Lo que llaman la responsabilidad social empresarial. Pese a lo anterior, los colombianos somos los más felices del continente. 

El segundo argumento que da el informe, es que los colombianos somos felices, por razones culturales, el clima y el ambiente.  Recuerdo las teorías del inglés Buckle (1821-1862) y el norteamericano Huntington (1876-1947) cuando explicaban que las condiciones físicas, climáticas y culturales favorecen o desintegran las sociedades.  Con lo anterior, entre mas tropicales, más felices.  Pero al mismo tiempo, entre más felices menos derechos garantizados (salud, educación, vivienda, recreación etc.).  Una cosa es ser tropical y alegre y otra es vivir en condiciones de pobreza y sin oportunidad. Pero claro, en ambos casos aplica el primer argumento: el optimismo. Hace parte de la naturaleza humana.

Yo no creo en estos estudios.  Porque surgen en el primer mundo, en las universidades de las economías desarrolladas tal vez como distractores para desviar la atención de los asuntos que realmente urgen a sociedades pobres y violentas como la colombiana- también se entiende que una cosa es calidad de vida y la violencia y otra cosa es felicidad.  Pero, ¿porque cada día se hacen más importantes y relevantes los estudios sobre la felicidad de las naciones, que las estadísticas de calidad de vida y necesidades básicas de las personas?  Pues a quien no le gusta que le digan, cuan feliz es.

Publicado en http://latorredebabel.wordpress.com/2012/01/10/los-colombianos-felices-tathiana-montaa/

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