No es posible !



  Una  crónica publicada en la revista Semana el pasado 26 de abril de 2014, llamó la atención a quienes la leímos, al punto de volver la mirada sobre esta frase: Argentina, "país que a su vez se ha convertido en el tercer exportador mundial de cocaína y en el primer consumidor de América Latina". No es posible!

Revisé el Informe Mundial sobre Drogas de las Naciones Unidas 2013, para corroborar algunos datos y tal afirmación; revisé algunos datos de manera aleatoria, sin perder de vista las dos variables mencionadas: consumo y exportador mundial de cocaína.  

El primer re-descubrimiento, es que existe un reporte especial país- Argentina- en dónde hace mención, evidentemente al aumento del consumo – cannabis y cocaína- ;  es un apartado de 3 páginas, que de manera ligera señala que el consumo de cocaína en Argentina se ha mantenido estable en los últimos años, pero que preocupa el incremento de NPS por su sigla en inglés, Nuevas Sustancias Psicoactivas.

Algunos datos que presenta el informe de NU,  pueden dar fundamento a la afirmación sobre consumo: i) el consumo mundial de cannabis es de 88% y de cocaína 44% (2008-2012) el 5.7% del cannabis mundial, se consume en Sur América; ii) el 53% de las drogas denominadas ilícitas, se transportan por medios terrestres y ferroviarios;  iii) por este medio –terrestre- se transporta hasta un máximo del 100kilogramos. Siendo el transporte aéreo el medio más usado y con mayor capacidad de carga, con un tope de alrededor de 500 kilogramos, generalmente de cocaína.  iv) En 2011, tan solo LAC registró consumo de cocaína del 24% de la producción mundial, siendo el mayor consumidor los Estados Unidos con tan solo una diferencia de dos puntos arriba, es decir 27%.

Sobre la afirmación que es el tercer país exportador de cocaína, el informe de SEDRONAR Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico en Argentina, 2011, señala que en el año 2000 fueron descubiertos seis laboratorios de cocaína y para el año 2006, once;  la provincia con mayor cantidad de centros de procesamiento ilícito (cocaína, pasta base de cocaína, cocaína éxtasis), están en la provincia de Buenos Aires lo que representa el 66%; el 10% en Capital Federal, y 8% en la norteña provincia fronteriza de Salta.  

Sobre el cómo y porque en Argentina se produce cocaína,  hacia el 2010 los  medios de comunicación provinciales y nacionales, a propósito del descubrimiento de varias “cocinas en Córdoba y Salta”, levantaron una hipótesis que sugería que entre más al norte del país, más sencillo el ingreso de hoja de coca*, debido a la porosidad de las fronteras: bajar kilos de hoja de coca desde Colombia Perú o Bolivia, resulta un camino sencillo para los  ‘transportadores’. (la hoja de coca no es un producto ilícito)  

Pero la mayor cantidad de centros de procesamiento ilícito están en el corazón del país.  El Observatorio de Drogas de Colombia “señala la importancia identificar distintas áreas que pueden no encontrarse en el mismo establecimiento pero que constituyen un mismo complejo para la fabricación de los estupefacientes que, en muchas ocasiones, complementan al área de refinamiento” (Informe Sedronar, 2011).
Es decir, que en el centro de cualquier sociedad  por más distante que esté de los cultivos de hoja de coca, si se dispone de los químicos y de la red mafiosa para que transforme la coca en cocaína, es bastante complicado refutar la frase del artículo de Semana.   

El asunto de las drogas debe ser visto en Argentina,  como un problema Global y como tal debe ser atendido.  Debe revisar los errores que las políticas prohibicionistas cometieron en Colombia y que arrojaron resultados nefastos como violaciones a los derechos humanos de muchas comunidades cocaleras y agricultores de pancojer;  que debe evitar a toda costa que el fenómeno se traslade de Cuidad Juárez a Rosario; la posición ‘país’ debería estar en el corazón de los debates internacionales y regionales sobre la desmitificación de políticas como el Plan Colombia y de todas sus acciones colaterales como la militarización de los territorios, la conformación de redes de informantes y la criminalización del consumo entre otros.  
El asunto viene en serio.  Las normas jurídicas están escritas y los tratados internacionales ratificados.  El trabajo es para los gobiernos quienes deben actuar en coherencia con los mandatos populares,  pensar y transformar una educación que rechace contundentemente la violencia y la cultura mafiosa, de la plata fácil.  Es tarea de la sociedad, generar más y mejores puestos de trabajo y más y mejores oportunidades tanto para pobres como para los empresarios.  Y por supuesto, la tarea de la familia, de formar hijos en la cultura de lo ético y responsable con la sociedad,  porque esta visto que los niños y niñas y los jóvenes de menos de 25 años en Argentina,  son los actores principales en todas las escenas de violencia.  Las alarmas siguen encendidas y las medidas en beneficio de la no violencia, están sobre la mesa.  Las experiencias de países hermanos y vecinos, están a su disposición.

Lo que ocurrió en la  Ciudad de Dios o lo que vivió la Vendedora de Rosas, no puede ocurrir en Argentina, "un país con buena gente”. 



*Importante aclarar que la hoja de coca no es droga.  Se constituye en producto ilícito, en el momento que es transformado con químicos (por ejemplo la fórmula básica de la cocaína es  C17H21NO4**   y  dependerá de las proporciones de uso de cada químico para lograr menor o mayor refinamiento:  la pasta base de cocaína se agrega queroseno, gasolina y  disolventes orgánicos parecidos,  por ejemplo carbonatos de sodio, potasio o calcio, hidróxido de sodio u óxido de calcio; ácidos, por ejemplo: el sulfúrico. La producción de cocaína base se compone de oxidantes como permanganato de potasio o peróxido de hidrógeno; ácido sulfúrico y/o amoníaco. La producción de clorhidrato de cocaína contiene éter etílico, acetona, ácido clorhídrico entre otros”. **www.chemspider.com  2014

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