¿Y quién carajo está planificando la gestión del agua?
De cara a la guerra por el agua que acaba de empezar
formalmente, en el norte patagónico, me llama profundamente la atención y quizá
a otros también, que no se han escuchado ni a las instituciones -políticas y
académicas-, ni a los candidatos, ni a los productores, ni al ciudadano
corriente, propuestas concretas para hacerle frente a la escasez de agua en la
zona. Todos repeTIMOS el discurso trasnochado
de “tenemos que gestionar “mejor” el agua y ser más eficientes”. Me hace
pensar en la frase de Greta, “mind the gap, bewteen words and actions”- es
como decir, del dicho al hecho hay mucho trecho-
Pero ¿qué es gestionar el agua?
Decir ‘gestionar’ seguido de la palabra ‘mejor’, es redundancia.
La gestión significa la administración en el tiempo,
de recursos, escasos o no, de forma eficiente – física, económica, ambiental,
etc.-. En alguna clase de Nueva
Gestión Pública, se aseguraba que la NGP invocaba tres elementos
fundamentales: información científica: datos, cifras, estadísticas, proyecciones. Comunicación fluida y verdadera, entre
actores involucrados, y Toma de decisiones, que en cualquier sistema de
gobierno democrático, local o nacional, implica Hacer.
Volviendo al agua, es claro que la información sobre la
crisis climática / hídrica mundial está anunciada hace muchos años -33 años
para ser exacta- y está disponible (www.ipcc.ch
en varios idiomas, entre ellos el español) y que afortunadamente, algunos medios
de comunicación, con mucho esfuerzo están presentándola de manera clara e inteligente
– algunos medios, generalmente nacionales, internacionales o especializados. Un
problema no menor, que se deriva de estas dos etapas es la desinformación,
producto del desconocimiento de la ciencia, por parte de sectores “conspirativos”.
Grupos de "influencers" que creen que el
cambio climático es otra forma de dominar la humanidad, al estilo de 1984 de Orwell
Ahora, bien. La toma de decisiones. La información científica existe; la
comunicación, a pesar de tener tantas formas y conductas está presente, entonces,
¿por qué es tan difícil para las instituciones tomar decisiones serias, en
tiempo real y ajustadas a la realidad? Frente a una pregunta de ese calibre,
solo se me ocurre decir, “porque quienes están al frente de la toma de
decisiones, o, no tienen las capacidades técnicas para hacerlo o no tienen los
recursos y el apoyo político para hacerlo.
Y menos cuando tenemos que pensar en clave de cambio climático”.
Una cosa es decir que el alcalde de mi ciudad es buena gente
y otra que es capaz de entender el cambio climático y actuar en
coherencia. Una cosa es gestionar la
construcción de un puente, un dique, una escuela, un parque. Pero otra cosa es pensar en gestionar (buscar
los recursos, humanos, técnicos y económicos) para hacer ese puente, ese dique,
esa escuela, el parque, cuando el agua es cada vez más escasa. Pregunté hace poco en alguna red social a los
jefes de las instituciones, que si las escuelas que planean hacer estaban
diseñadas con tecnologías para enfrentar el cambio climático. Cosas
básicas como sanitarios de una escuela con agua reciclada, o iluminación las
aulas con energía solar, construir bicisendas para que los niños lleguen a su
escuela en bici y no ver más enormes colas de autos.
Bien, de eso se trata.
Si la gestión pública, los hacedores de política, ósea, los funcionarios,
tuvieran la intención de solucionar problemas a largo plazo, pensarían en todo
ello. No creo que sea mucho más costoso,
que seguir repitiendo modelos de ‘desarrollo’ – y gestión- que hoy está demostrado,
fracasaron.
Otro ejemplo: ¿Dónde están las instituciones técnicas “comunicando”
a los productores, que el agua será escasa y que hay que pensar en otras formas
de producir alimentos, para humanos y que en la medida que tengan más animales,
les será más difícil sacar una ganancia? Los técnicos se enfocan en producir
informes técnicos, que los comunicadores deben traducir para que las instituciones,
en cabeza de los políticos de turno, tomen decisiones. Pero es claro que hay un corto circuito. Y es grave.
Porque de no repararse lo antes posible, cualquier oportunidad de cambio
– para vivir- se verá frustrada.
Hay que estudiar, hay que hablar.
Hay que decir la verdad. Hay que
hacer acuerdos. Y hay que actuar. Ya.
Pd: vivir con poco, sería un buen inicio.
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