Malvinas: un asunto regional


No son solo las Malvinas: ´son los recursos naturales y la militarización del Atlántico sur’.  Fueron las palabras de la presidenta Cristina Fernández la noche  del 7 de febrero desde la Casa Rosada en Buenos Aires.  En abril de 2012, se conmemoran 30 años de la guerra de las Malvinas en donde el ejército Británico se enfrentó con el ejército ‘sanmartiniano’ argentino por la soberanía de las islas Malvinas ubicadas a una distancia 480 km de la línea costera de la Patagonia continental y que hacen parte insular de la provincia de Tierra de Fuego.  Desde entonces Argentina no reconoce la soberanía británica sobre las islas y las reclama como parte integral del territorio nacional.


Llamó la atención del tranquilo y corto pero elocuente discurso de la presidenta, la reiteración sobre cinco asuntos que competen no solo a la Argentina, sino a la región suramericana en general.

Uno, la necesidad de levantar el ‘último secreto de Estado’,  el informe Rattenbach el cual será entregado a la nación en un mes, es decir en marzo de 2012.   “El 2 de Diciembre del año 1982, el gobierno militar de Reynaldo Bignone por resolución Nº 15/82 decide la creación de una Comisión de Análisis y Evaluación de las responsabilidades políticas y estratégico militares en el conflicto del Atlántico Sur” (www.cescem.org.co) .   Esto en el marco de una Política de Estado que 'está comprometida con la memoria, la verdad y la justicia de la nación además de ser instrumento para fortalecer la democracia y la soberanía'. 

Dos, la queja que Argentina hará ante consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a la Asamblea General de la misma organización internacional, como el ánimo de reclamar la violación a la soberanía de las Malvinas y sobre la cual existe la resolución de la A.G. 2065 de 1965 en donde “invita a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el comité especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales a fin de encontrar al solución pacífica al problema, teniendo en cuenta las disposiciones y los objetivos de la carta de las Naciones Unidas”. 

Tres, el rechazo manifiesto a las acciones de colonialismo que aún persisten en el siglo XXI: de 16 casos de colonialismo que hay en el mundo, 10  de ellos son británicos.

El cuarto asunto que llamó la atención del discurso de la presidenta, fue el énfasis que hizo sobre la eminente militarización del Atlántico Sur, cuestión que no solo compete a los argentinos, sino a toda sur América. “Es una causa global y regional”.  Latinoamérica es uno de las dos regiones del planeta más ricas en recursos naturales y esa militarización tiene su origen en la búsqueda de esos recursos. “Las guerras del siglo XXI son o serán por los recursos naturales”.

Y en quinto y tal vez el punto que relaciona todos los anteriores y debe llamar la atención a países como Colombia, es que la política latinoamericana debe rechazar a toda acción violenta.  Lo puso de manifiesto cuando insta al ministro británico a la negociación, “que le dé por primera vez una oportunidad a la paz”.

Imagino que Colombia debe estar preparando discursos y posiciones políticas para participar  VI Cumbre de las Américas que se llevará a cabo el 13 y 14 de abril de 2012 en Cartagena de Indias, Colombia.  Si condicionamos nuestra lectura a  la tradicional forma de hacer la política exterior colombiana, seguramente la posición de Colombia frente a este asunto argentino, será la diplomacia o el alineamiento a la política norteamericana, así como lo hizo en la guerra en Corea, la guerra en Irak y recientemente en el marco de la 66 Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el asunto Palestino.    Sin embargo, la presidenta Fernández de Krirchner señaló asuntos que si deberían interesar e invocar esfuerzos a la cancillería colombiana para mejorar las relaciones con los países de  la región.  Así como las Malvinas significan al gobierno  argentino, un rechazo frontal al neo-colonialismo en la región suramericana,  la paz de Colombia debería significar un rechazo a la violencia o a los “juegos de armas” que menciona la presidenta.  Las experiencias internacionales señalan que la participación activa (facilitación, mediación o buenos oficios) de los países vecinos en las negociaciones de paz de los conflictos armados, es relevante. Que existan o no condiciones, es otra cosa.  Si Latinoamérica rechaza la guerra y emprende acciones de paz, este sería un gran paso para una eventual resolución.   

Es un buen momento para hacer alianzas para la paz en Colombia  y para rechazar la militarización de los territorios latinoamericanos.  Un buen escenario es la Cumbre en abril pues de guerras y de militarización de territorios, si que sabemos los colombianos.

Comentarios

Entradas populares